terça-feira, setembro 27, 2011

Esclavistas contra Lula



Por Martín Granovsky

Pueden pronunciar sians po. Es, más o menos, la fonética de sciences politiques. Con decir Sciences Po basta para aludir al encastre perfecto de dos estructuras, la Fundación Nacional de Ciencias Políticas de Francia y el Instituto de Estudios Políticos de París.

No es difícil pronunciar Sians Po. Lo difícil es entender, a esta altura del siglo XXI, cómo las ideas esclavócratas siguen permeando a gente de las elites sudamericanas.

Hoy a la tarde, Richard Descoings, director de Sciences Po, le entregará por primera vez el doctorado Honoris Causa a un latinoamericano: el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva. Hablará Descoings y hablará Lula, claro.

Para explicar bien su iniciativa, el director convocó a una reunión en su oficina de la calle Saint Guillaume, muy cerca de la iglesia de Saint Germain des Pres, en un contrafrente desde el que podían verse los castaños con hojas amarillentas. Meterse en la cocina siempre es interesante. Si uno pasa por París para participar como ponente de dos actividades académicas, una sobre la situación política argentina y otra sobre las relaciones entre la Argentina y Brasil, no está mal que se meta en la cocina de Sciences Po.

Le pareció lo mismo a la historiadora Diana Quattrocchi Woisson, que dirige en París el Observatorio sobre la Argentina Contemporánea, es directiva del Instituto de las Américas y fue quien tuvo la idea de organizar las dos actividades académicas sobre la Argentina y Brasil de las que también participó el economista e historiador Mario Rapoport, uno de los fundadores del Plan Fénix hace 10 años.

Naturalmente, para escuchar a Descoings habían sido citados varios colegas brasileños. El profesor Descoings quiso ser amable y didáctico. Sciences Po tiene una cátedra de Mercosur, los estudiantes brasileños acuden cada vez más a Francia, Lula no salió de la elite tradicional de Brasil, pero llegó al máximo nivel de responsabilidad y aplicó planes de alta eficiencia social.

Uno de los colegas preguntó si estaba bien premiar a quien se jacta de no haber leído nunca un libro. El profesor mantuvo su calma y lo miró asombrado. Quizá sepa que esa jactancia de Lula no consta en actas, aunque es cierto que no tiene título universitario. Tan cierto es que cuando asumió la presidencia, el 1º de enero de 2003, levantó el diploma que les dan en Brasil a los presidentes y dijo: “Lástima que mi mamá se murió. Ella siempre quiso que yo tuviera un diploma y nunca imaginó que el primero sería el de presidente de la república”. Y lloró.

“¿Por qué premian a un presidente que toleró la corrupción?”, fue la siguiente pregunta.

El profesor sonrió y dijo: “Mire, Sciences Po no es la Iglesia Católica. No entra en análisis morales, ni saca conclusiones apresuradas. Deja para el balance histórico ese asunto y otros muy importantes, como la electrificación de favelas en todo Brasil y las políticas sociales”. Y agregó, tomando Le Monde: “¿Qué país puede medir moralmente hoy a otro? Si no queremos hablar de estos días, recordemos cómo un alto funcionario de otro país debió renunciar por haber plagiado una tesis de doctorado a un estudiante”. Hablaba de Karl-Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa de Alemania hasta que se supo del plagio.

Más aún: “No excusamos, ni juzgamos. Simplemente no damos lecciones de moral a otros países”.

Otro colega preguntó si estaba bien premiar a quien una vez llamó “hermano” a Muamar Khadafi.

Con las debidas disculpas, que fueron expresadas al profesor y a los colegas, la impaciencia argentina llevó a preguntar dónde había comprado Khadafi sus armas y qué país refinaba su petróleo, además de comprarlo. El profesor debe haber agradecido que la pregunta no citara, con nombre y apellido, a Francia e Italia.

Descoings aprovechó para destacar en Lula “al hombre de acción que modificó el curso de las cosas”, y dijo que la concepción de Sciences Po no es el ser humano como “los unos o los otros” sino como “los unos y los otros”. Marcó mucho el et, “y” en francés.

Diana Quattrocchi, como latinoamericana que estudió y se doctoró en París tras salir de una cárcel de la dictadura argentina gracias a la presión de Amnistía Internacional, dijo que estaba orgullosa de que Sciences Po le diera el Honoris Causa a un presidente de la región y preguntó por los motivos geopolíticos.

“El mundo se pregunta todo”, dijo Descoings. “Y tenemos que escuchar a todos. El mundo no sabe siquiera si Europa existirá el año que viene.”

En Siences Po, Descoings introdujo estímulos para que puedan ingresar estudiantes que, se supone, corren con desventaja para aprobar el examen. Lo que se llama discriminación positiva o acción afirmativa y se parece, por ejemplo, a la obligación argentina de que un tercio de las candidaturas legislativas deban ser ocupadas por mujeres.

Otro colega brasileño preguntó, con ironía, si el Honoris Causa a Lula formaba parte de la política de acción afirmativa de Sciences Po.

Descoings lo observó con atención antes de contestar. “Las elites no son sólo escolares o sociales”, dijo. “Los que evalúan quiénes son mejores son los otros, no los que son iguales a uno. Si no, estaríamos frente a un caso de elitismo social. Lula es un tornero que llegó a la presidencia, pero según tengo entendido no dio un ingreso sino que fue votado por millones de brasileños en elecciones democráticas.”

Como Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff en la Asamblea General de Naciones Unidas, Lula viene insistiendo en que la reforma del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial está atrasada. Dice que esos organismos, así como funcionan, “no sirven para nada”. El grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) ofreció ayuda a Europa. China sola tiene el nivel de reservas más alto del mundo. En un artículo publicado en El País, de Madrid, los ex primeros ministros Felipe González y Gordon Brown pidieron mayor autonomía para el FMI. Quieren que sea el auditor independiente de los países del G-20, que integran los más ricos y también, por Sudamérica, la Argentina y Brasil. O sea, quieren lo contrario de lo que piensan los Brics.

En medio de esa discusión llegará Lula a Francia. Conviene hacerle saber que, antes de recibir el doctorado Honoris Causa de Sciences Po, debe pedir disculpas a los elitistas de su país. Un obrero metalúrgico no puede ser presidente. Si por alguna casualidad llegó a Planalto, ahora debería guardar recato. En Brasil, la casa grande de las haciendas estaba reservada a los propietarios de tierras y esclavos. Así que Lula, ahora, silencio por favor. Los de la casa grande se enojan.

martin.granovsky@gmail.com

Um título contra as castas

Do Tijolaço

Amanhã, Lula recebe o 16º título de Doutor Honoris Causa do prestigiado Instituto de Estudos Políticos de Paris, conhecido como Sciences-po. Não é toda hora que se dá ali um título destes, tanto que a instituição, fundada em 1872, leva quase dez anos, em média, para conceder um deles.

E a pergunta que todo mundo quer fazer foi feita pela correspondente de O Globo, Deborah Berlink:

Por que Lula e não Fernando Henrique Cardoso, seu antecessor, para receber uma homenagem da instituição?

O presidente da instituição, Richard Descoings, com a necessária diplomacia, dá a resposta:

“O antigo presidente merecia e, como universitário, era considerado um grande acadêmico. Sciences-po é uma universidade de elite, porque nós formamos uma parte da classe politica e das grandes empresas francesas. O presidente Lula fez uma carreira política de alto nível, que mudou muito o país e, radicalmente, mudou a imagem do Brasil no mundo. O Brasil se tornou uma potência emergente sob Lula, e ele não tem estudo superior. Isso nos pareceu totalmente em linha com a nossa política atual no Sciences-po, a de que o mérito pessoal não deve vir somente de um diploma universitário. Na França, temos uma sociedade de castas. E o que distingue a casta é o diploma. O presidente Lula demonstrou que é possível ser um bom presidente, sem passar pela universidade. Ele foi eleito por unanimidade pelo nosso conselho de administração. A França, como toda a Europa, passa por um momento difícil.(…)

O professor Descoings talvez não saiba, mas somos ainda mais uma sociedade de castas. E foi preciso que se rompesse essa tradição de castas para que o Brasil mudasse. Mesmo aqueles que vieram da esquerda, como Fernando Henrique, ao serem aceitos nos salões, passaram a portar-se e a pensarem como essa subnobreza colonial que não pensa o Brasil como um país.

A entrega do título será transmitida ao vivo no site da Sciences Po às 12h30 daqui, amanhã. Vai ser um momento de afirmação, muito mais que de Lula, do Brasil. Porque, quando não somos um país de castas, somos um país imenso.

COMENTÁRIO E & P

Dá nojo dessa sub-elite brasileira. Ela não difere muito da sub-elite do Egito que se locupletou com Hosny Mubarack sob uma ditadura impiedosa orientada pelos Estados Unidos. O Willian Waack chegou a defender no Jornal da Globo a permanência do Mubarack no poder, dizendo que "ruim com ele, pior sem ele".Faltou o Willian Waack combinar com os egípcios que tiraram o ditador do governo e o prenderam. A sub-elite brasileira não é civilizada. Não tem um projeto de nação, de povo. Para eles o Brasil pode ser uma sub-nação, com um sub-povo mergulhado na miséria, analfabetismo, desemprego e desilução. A imprensa brasileira é parte dessa sub-elite, com todos os seus preconceitos. Para se trabalhar na mídia é preciso ter os mesmos princípios da sub-elite, preconceito social, racial, subordinação aos Estados Unidos, ideologia demotucana, defesa de juros altos, para se locupletarem com a dívida interna entre outras pragas. Me lembram Malthus, um pastor inglês que escreveu sobre economia e uma das leis de Malthus é não ajudar os pobres, para que eles não se reproduzam, se o pobres estiverem morando num lugar insalubre, não fazer nada, pois a alta mortalidade desses locais impediria a superpopulação. A sub-elite brasileira é malthusiana! As teses que os economistas que a representam defendem tem o mesmo efeito que as de Matlhus, menos investimento público, menos crescimento, juro alto, aumento do desemprego, nada de bolsa família, que chamam de bolsa vagabundagem, aposentadoria somente depois dos 100 anos, nenhuma proteção trabalhista, entre outras ideias medievais. Só falta defenderem a volta da inquisição. Quanto aos jornalistas brasileiros, estes alugam o corpo do pescoço para cima.

Nenhum comentário: